El Trabajo Comunitario es una vía para gestionar el desarrollo desde la base del Poder Popular y para organizar y ejercer la participación ciudadana y el control popular con responsabilidad y compromiso con el proyecto social cubano.
Se concibe el Trabajo Comunitario (TC) como un sistema de acciones, proyectos y programas que incluye: diagnóstico, planificación, ejecución y evaluación desde/con/para la comunidad con el fin de estimular, impulsar y lograr su desarrollo integral (económico- productivo, ambiental, sociocultural, político- institucional) mediante la participación de sus pobladores, con base de principios de contextualización, equidad social, participación y sostenibilidad.
Subyace a esta concepción del TCI una nueva calidad del proceso de gobierno territorial en articulación orgánica con los diferentes actores tradicionales y emergentes. En este sentido la gestión de gobierno debe desempeñarse sobre la base de una relación orgánica interactiva con la comunidad y sus actores, no de forma vertical, ni centrada única o prioritariamente en las estructuras de la Administración Pública territorial como compartimentos estancos. Todo esto apunta a una gobernanza que perfeccionaría el carácter democrático de nuestro sistema social.
Resulta imprescindible en esta concepción identificar los actores –económicos, sociales, políticos y culturales—que intervienen en el TCI así como sus funciones, teniendo en cuenta que el trabajo comunitario no puede solucionar problemas que le competen al municipio, la provincia o la nación.
Los Consejos Populares (CP) son el espacio idóneo para impulsar un desarrollo local con participación popular mediante el Trabajo Comunitario Integrado que inicia con diagnósticos de problemas, necesidades y aspiraciones en las circunscripciones.
Fortalecer el rol del de